No dia 25 de agosto de 1960, após a visita à Divisão de Tanques Seul Ruy Kyong Su 105, do Exército Popular da Coreia, o dirigente Kim Jong Il iniciou sua direção Songun (de prioridade aos assuntos militares) na liderança da RPDC. Publicamos aqui a obra A Linha Revolucionária Songun é uma grande linha de nossa época e bandeira sempre vitoriosa de nossa Revolução, escrita pelo mesmo, por ocasião dos 52 anos do início da direção Songun.
¡TRABAJADORES DEL MUNDO ENTERO, UNIOS!
KIM JONG IL
LA LINEA REVOLUCIONARIA DE SONGUN ES UNA GRAN LINEA DE
NUESTRA EPOCA Y BANDERA SIEMPRE VICTORIOSA DE NUESTRA REVOLUCIÓN
Charla con funcionarios responsables del Comité Central del
Partido del Trabajo de Corea
29 de enero de 2003
Hoy día nuestra revolución avanza triunfalmente con la
bandera de Songun (prioridad del asunto militar-N. del Tr.) en alto, bajo la dirección
del Partido.
Gracias a la política de Songun de nuestra organización las
fuerzas armadas revolucionarias se han fortalecido extraordinariamente, la
línea defensiva del país ha ganado en firmeza y se han registrado grandes
cambios en la revolución y construcción.
Por sus potencialidades esta política nos ha permitido
defender la Patria y la revolución, frustrando a cada paso las maquinaciones de
los imperialistas contra nuestra República y el socialismo, así como manifestar
ante todo el mundo la dignidad y el prestigio de la Corea socialista.
Se trata de una política victoriosa ya probada por la
historia, preñada de severas dificultades y un sable todopoderoso para la
victoria en la revolución. Defender, llevar adelante y culminar por la fuerza
de las armas la sagrada causa revolucionaria iniciada y laureada de victorias
por el mismo medio representa la invariable convicción y voluntad de nuestro
Partido, que junto con todo el Ejército y el pueblo, debe librar una tenaz
lucha con la bandera de Songun en alto, para convertir el país en una gran
potencia socialista próspera, alcanzar la reunificación de la Patria y llevar a
la cima la causa revolucionaria del Juche.
La dirección de nuestro Partido sobre la revolución mediante
el Songun y su política sustentada en este mismo constituyen el modo de dirigir
la revolución, modo de la política socialista, que presenta en el primer plano
el aspecto militar entre todos los asuntos del país y, sobre la base de la
aptitud revolucionaria y la capacidad combativa del Ejército Popular,
salvaguarda la Patria, la revolución y el socialismo y acelera con pujanza el
conjunto de las labores de la construcción socialista. Para esta política el
tema militar tiene suma importancia. El Ejército es el destacamento medular y
el grueso de la revolución y su fortalecimiento es la tarea principal. La
característica esencial de ella reside en defender la seguridad de la Patria y
las conquistas de la revolución, mediante la potenciación del Ejército Popular
como invencibles fuerzas armadas revolucionarias, constituir sólidamente el
sujeto de la revolución, tomando el Ejército como su centro, como su fuerza
principal, y realizar todas las labores de la construcción socialista con
ímpetu revolucionario y combativo.
La idea y la línea de exaltar la importancia del arma y de
los asuntos militares que había concebido y mantenido invariablemente el gran
Líder, camarada Kim Il Sung, constituyen la base y el punto de partida de la
política de Songun de nuestro Partido.
Dado que la lucha por realizar la causa de la independencia
de las masas populares, causa del socialismo, viene acompañada del
enfrentamiento contra toda clase de fuerzas contrarrevolucionarias, incluido el
imperialismo, el asunto militar se presenta como un problema vital, que decide
la victoria o la derrota en la revolución, el progreso o la ruina del país, la
nación.
Solo contando con las propias y poderosas fuerzas armadas
revolucionarias, es posible salir victorioso en la revolución, defender la
revolución triunfante y forjar de modo independiente el destino del país, la
nación. Sobre el arma de la revolución descansan la victoria de la causa
revolucionaria, la soberanía, la independencia y la prosperidad del país, la
nación.
Este es el principio de la revolución del Juche y una de sus
leyes, enunciados por el gran Líder. Su veracidad ha sido comprobada por la
historia.
En los albores de sus actividades revolucionarias el gran
Líder organizó primero destacamentos armados y por la fuerza de las armas
consiguió la histórica causa de la liberación de la Patria, y luego fundó el
Partido y el Estado. Posteriormente, en cada época y etapa de la revolución
siempre prestó atención primordial a los asuntos militares y reforzó
constantemente las fuerzas armadas revolucionarias, asegurando militarmente el
victorioso avance de la revolución y la construcción.
La política de Songun del Partido es un poderoso modo de la
política de nuestra época, heredera de las ideas y línea del gran Líder de dar
importancia al arma y a los asuntos militares, y su profundización y desarrollo
de acuerdo con los requerimientos de la situación cambiada. Con ella defendemos hoy el gran
pensamiento militar y los méritos inmortales del Líder y los hacemos brillar en
un nivel más alto, así como allanamos el camino para el triunfo de la causa del
Juche. La época de Songun coincide con la nueva época de la revolución jucheana
y representa la nueva etapa más alta del desarrollo de nuestra revolución, que
avanza victoriosamente bajo la bandera de Songun.
La línea revolucionaria de Songun y la política del mismo
carácter son la línea revolucionaria y el modo de la política científicos que
reflejan de la manera más correcta las demandas de la época y la revolución.
Sobre la base del análisis científico de las circunstancias
internacionales y la tendencia de la situación en brusco cambio, a que se
enfrentaba la revolución, nuestro Partido adoptó la política de Songun.
En la década de los 90 del siglo XX se derrumbó el
socialismo en la ex URSS y otros países de Europa oriental y se produjeron
enormes cambios en la estructura política mundial y las correlaciones de
fuerzas. Los testaferros del imperialismo y los oportunistas vociferaron que
“con el fin de la Guerra Fría” llegó el tiempo de distensión y paz, pero
mientras el imperialismo esté vivo, con sus garras agresivas, nuestro planeta
no puede estar nunca tranquilo. Valiéndose del derrumbe del sistema socialista
en el orbe, las fuerzas reaccionarias imperialistas intensificaron la ofensiva
contra las fuerzas antimperialistas y de proindependencia. Especialmente, el
imperialismo norteamericano, convertido en la única potencia del orbe, ejercía
del modo más siniestro la política de agresión y guerra para ver realizada su
ambición de dominar el mundo, al tiempo que hacía uso de la coacción y
arbitrariedad en la palestra mundial, en flagrante violación de la soberanía de
otros países.
Las fuerzas reaccionarias imperialistas concentraron la
punta de ataque a nuestra República, que avanzaba invariablemente con la
bandera de la independencia y el socialismo en alto. Los yanquis y sus
seguidores intensificaron más que nunca las maniobras de agresión militar, para
aplastar con fuerza a nuestra República, al mismo tiempo que nos presionaban en
todas las esferas de la política, la economía, la ideología, la cultura y la
diplomacia, así como se nos abalanzaron por los cuatro costados para
estrangularnos. Por ello nuestra revolución se vio expuesta a severas pruebas y
dificultades nunca vistas en la historia y nosotros, enfrentados directamente con
el imperialismo norteamericano, debíamos resistir las maniobras intensivas de
esas fuerzas agresoras.
La confrontación entre nosotros y los imperialistas es un
duelo de fuerzas y el frente militar antimperialista se ha convertido en el
frente principal de nuestra revolución, en su vía respiratoria No.1, que
decidirá la existencia del país, la nación y el socialismo. Para salvar el
destino del país, la nación, y conducir al triunfo la revolución y la
construcción era indispensable reforzar el Ejército Popular mediante la
concentración de los esfuerzos en los asuntos militares y apoyarnos en él. Por
esta razón afirmamos que el Ejército representa al Partido, al Estado y al
pueblo. Si no hubiéramos fortalecido el Ejército, descuidando los asuntos
militares, ya hubiéramos arruinado lejos de impulsar la revolución y la
construcción.
Nuestra lucha antimperialista y antiyanqui era una batalla
más dura para defender la Patria y salvaguardar el socialismo.
Solo el Ejército Popular, destacamento armado
revolucionario, podía desempeñar la misión y papel como abanderado en la
ejecución de la política de Songun. Esta tiene encarnado en sí el implacable
temple del Ejército Popular de combatir al enemigo aun cuando caiga mil veces,
así como la inconmovible voluntad y convicción de lograr la victoria. En virtud
de la heroica lucha que todo el Ejército y el pueblo, unidos monolíticamente
con el primero como centro, sostuvieron bajo la dirección del Partido, hemos
podido lograr una gran victoria, tras superar las dificultades que le salían al
paso a la revolución.
Las experiencias prácticas de nuestra revolución demuestran
que la política de Songun, que prioriza los asuntos militares y tiene su sostén
en las fuerzas armadas revolucionarias, es el modo más poderoso de la política
de nuestra época y de nuestra revolución, capaz de garantizar con toda
seguridad el victorioso avance de la causa revolucionaria quitándose de en
medio cualquier enemigo fuerte, dificultades y pruebas. La línea revolucionaria
y la política de Songun son la línea y modo de la política de signo estratégico
y revolucionario que han de ser mantenidas a toda hora mientras exista el
imperialismo en nuestro planeta con sus maquinaciones de agresión.
La política de Songun del Partido es un original modo de la
política socialista que ha dado solución científica y brillante al problema del
grueso de la revolución.
Sobre la base de un profundo análisis del proceso de
desarrollo de la época y el cambio de las relaciones socio-clasistas, nuestro
Partido dilucidó por primera vez en la historia del movimiento revolucionario
la idea de considerar primero el Ejército y luego los obreros y exaltó al
Ejército Popular como un destacamento medular, como grueso de la revolución.
Justamente de ahí han emanado la originalidad y la invencibilidad de la
referida política.
La precedente teoría revolucionaria del marxismo definió la
clase obrera como grueso de la revolución. A mediados del siglo XIX, el
análisis de las relaciones socio-clasistas de los países capitalistas
occidentales llevó a Karlos Marx a dilucidar que la clase obrera es la clase
más progresista y revolucionaria, que asume la misión de acabar con el dominio
del capital y todo tipo de regímenes explotadores y establecer el socialismo y
el comunismo, y la definió como la clase rectora y grueso de la revolución.
Esta teoría reflejaba la realidad de aquella sociedad capitalista.
Posteriormente, en varios países tuvo lugar la revolución socialista con la
clase obrera como fuerza principal y se dio inicio a la construcción del
socialismo. Como resultado, en el proceso de cumplimiento de la causa
socialista esta teoría fue considerada una fórmula inviolable de la revolución.
Pero, la teoría o la fórmula expuesta por Marx hace un siglo
y medio no puede adaptarse a la realidad de hoy. Avanzó mucho el tiempo y se
produjeron enormes cambios tanto en las circunstancias sociales y las relaciones
de clases, como en la situación de la clase obrera. A medida que progresaba el
capitalismo y, especialmente, a medida que se desarrollaban rápidamente la
ciencia y la técnica y se acogía la época de la informática, la clase obrera
experimentó un cambio en la base de su vida y su trabajo fue convirtiéndose
cada vez más técnico e intelectual. Los integrantes de la clase obrera van
transformándose poco a poco en intelectuales y crece con más rapidez el número
de trabajadores que sirven al trabajo técnico, intelectual y espiritual, que el
de los obreros que sirven al trabajo físico. Por otra parte, al compás del
desarrollo del capitalismo, la dominación del capital monopolista cobra mayor
fortaleza y se desbordan en gran medida las ideas y culturas burguesas
reaccionarias, lo cual ejerce fuertes influencias negativas sobre la toma de
conciencia clasista y revolucionaria de los obreros y sobre su
conscientización. Tanto en vista de las circunstancias de la época como de la
realidad del trabajo de los obreros, su situación social y su movimiento, no se
puede considerar que la clase obrera de hoy es igual a la clase obrera de la
época del capitalismo industrial o de la época de la revolución proletaria.
Las cambiadas circunstancias de la época y las condiciones
actuales requieren nuevas ideas, teorías, estrategias y tácticas, para
conscientizar y organizar a las amplias masas que se oponen al dominio del
capital monopolista y a la política de agresión y de guerra del imperialismo,
formar filas medulares entre ellas y fortalecer las fuerzas revolucionarias.
Las limitaciones de la teoría revolucionaria del marxismo se
han puesto de manifiesto también en la sociedad socialista, donde las dueñas
del Estado y la sociedad son la clase obrera y demás masas trabajadoras
populares. La anterior teoría, fundamentada en la concepción materialista de la
historia, consideró que la revolución termina cuando la clase obrera toma el
Poder y establece las relaciones de producción socialistas. Por eso no pudo
aclarar correctamente el proceso legítimo de la construcción socialista después
de triunfar la revolución, ni presentar la idea sobre la transformación del
hombre y la revolución ideológica en la sociedad socialista.
El gran Líder, camarada Kim Il Sung, presentó por primera
vez en la historia la original idea de que desde el punto de vista de las
relaciones de clases el proceso de construcción del socialismo y el comunismo
es el proceso de dotar a toda la sociedad con la conciencia de la clase obrera
y dilucidó científicamente el papel de esta en la sociedad socialista, el
cambio y desarrollo de las relaciones de clases y la legítima transformación
del hombre en la misma.
Gracias a la original teoría del gran Líder sobre la
construcción socialista y su sabia dirección, en nuestro país todos los
trabajadores, incluida la clase obrera, se han convertido en trabajadores
socialistas y todos trabajan y viven sobre la base del principio colectivista,
bajo el régimen socialista. En el proceso del cumplimiento de la causa
socialista, nuestro Partido, concediendo segura prioridad a la transformación
del hombre y la labor ideológica, armó con firmeza a las masas populares con la
idea Juche e impulsó con energía la labor de dotación de toda la sociedad con
la conciencia revolucionaria y de clase obrera. Como resultado, se produjeron
cambios radicales en la vida socio-económica de nuestro pueblo y sus rasgos
político-espirituales.
Nuestro pueblo es un pueblo revolucionario educado, formado
y forjado en el regazo de la Patria socialista, bajo la dirección del Partido y
el Líder, un excelente pueblo, infinitamente fiel al Partido y la revolución.
Hoy en nuestra sociedad las masas populares, unidas con una sola idea y
voluntad en torno al Partido y el Líder, constituyen poderosas fuerzas impulsoras
de la construcción socialista.
Huelga decir que en nuestro país existe todavía la
diferencia entre la clase obrera y el campesinado cooperativizado, y no se
puede considerar que ha sido cumplida totalmente la dotación de los
intelectuales con la conciencia revolucionaria y de clase obrera. La clase
obrera sigue siendo el destacamento avanzado en nuestra sociedad y posee una
más elevada conciencia clasista, espíritu colectivista y disposición
revolucionaria que otros trabajadores. Más aún, está al cargo de la industria,
rama principal de la economía nacional. Especialmente los obreros de la
industria básica y de guerra desempeñan un papel muy importante en la
revolución y construcción. Por esta razón nuestro Partido aprecia a la clase
obrera y siempre presta profunda atención a elevar su conciencia revolucionaria
e incrementar su papel.
Al aplicar la política de Songun, nuestro Partido definió
como fuerza principal de la revolución, no la clase obrera, sino al Ejército
Popular, partiendo de un nuevo criterio y un nuevo concepto sobre la materia y
sobre el papel que cumple el ejército revolucionario en el proceso
revolucionario y constructivo.
La cuestión del grueso de la revolución constituye uno de
los problemas fundamentales que se presentan en el desarrollo del movimiento
revolucionario mediante el fortalecimiento de su sujeto y el aumento de la
importancia del papel que este desempeña. Qué clase, capa o colectivo de la
sociedad puede ser la fuerza principal de la revolución, depende de la posición
y papel que desempeñan en el proceso revolucionario y constructivo, así como de
su espíritu revolucionario, organizativo y su capacidad combativa. Eso no es
invariable en cualquier tiempo, sociedad o revolución ni se resuelve únicamente
sobre la base de las relaciones de clases. Por tanto, considerar la clase
obrera como la fuerza principal de la revolución en cualquier tiempo y lugar,
es una expresión de un criterio dogmático sobre la teoría antecedente y resulta
erróneo desde el punto de vista del principio.
Nuestro Partido, sin restringirse por ninguna teoría y
fórmula existentes y oponiéndose resueltamente a toda clase de actitud
dogmática y tergiversación revisionista de la teoría anterior, fortaleció el
Ejército y elevó su papel, conforme al cambio de la situación y la demanda de
desarrollo de la revolución y condujo así la revolución y construcción por el
camino de la victoria.
El que nuestro Partido presentara al Ejército Popular como
la fuerza principal de la revolución es un requerimiento insoslayable del
cumplimiento de la causa revolucionaria del Juche, tanto desde el punto de
vista de la posición y papel que desempeña el Ejército Popular en la
revolución, como desde el de su temple revolucionario y capacidad combativa.
En la actualidad el destacamento revolucionario que defiende
la vía respiratoria No.1 de nuestra revolución es el Ejército Popular. Este
está defendiendo con el arma y con la vida el Partido y la revolución, la
Patria y el pueblo, enfrentándose directamente al poderoso enemigo imperialista.
Sobre la bayoneta del Ejército Popular descansan la paz y el socialismo lo
mismo que la dichosa vida de altos valores de nuestro pueblo.
Esta es la sublime misión del Ejército Popular, su pesado
pero glorioso deber revolucionario, que ni la clase obrera ni otro colectivo
social puede cumplir en sustitución suya.
El Ejército Popular es el colectivo más revolucionario, más
combativo y más poderoso en nuestra sociedad. No hay grupo más poderoso que él
en el espíritu revolucionario y organizativo y la capacidad combativa.
Además, es el más fuerte en cuanto a la idea y convicción y
es infinitamente fiel al Partido y la revolución. Son filas combativas bien
organizadas. Defiende a ultranza el Partido y el Líder, ejecuta de la misma
manera la política del Partido y está dispuesto a sacrificar su vida sin
vacilación por cumplir la causa de esta organización política, la causa del
socialismo. Sus oficiales y soldados, en calidad de combatientes de avanzada
que defienden con el arma la Patria y la revolución, aman más fervorosamente
que nadie a su país, tienen el firme espíritu de defender el socialismo,
guardan un odio implacable hacia los imperialistas y otros enemigos de clase y
luchan intransigentemente contra ellos. Forman un destacamento revolucionario
lleno de firme convicción revolucionaria, indoblegable voluntad e ímpetu
combativo. El Ejército Popular posee un espíritu colectivista más elevado que
cualquier otro colectivo de la sociedad y su sentido de organización,
disciplina y unión es más fuerte. Todo el Ejército está unido como un solo
hombre en torno al Comandante Supremo y se mueve al unísono, según sus órdenes
y directivas; todos sus servicios y actividades se organizan y efectúan según
los requisitos de la disciplina y el reglamento militares. El principio
colectivista, el sentido de organización y disciplina constituyen la vida del
Ejército Popular y su forma de existencia.
El fuerte espíritu revolucionario y organizativo del
Ejército Popular es un reflejo de su peculiaridad como un destacamento armado y
su temple especial como un ejército revolucionario y esto viene a ser la base
fundamental del aumento de su combatividad y el fortalecimiento de su poderío
ideo-político.
No por participar en la revolución ni por pertenecer a un
país socialista un ejército cualquiera puede poseer rasgos y cualidades como
fuerzas armadas revolucionarias y convertirse en el grueso de la revolución.
Sea la clase obrera o el ejército, debe concientizarse y organizarse bajo la
dirección del partido revolucionario, para ser una clase obrera revolucionaria
o unas fuerzas armadas revolucionarias y desempeñar un papel importante en la
revolución. Al margen de la acertada dirección del partido y el líder, es
imposible crear destacamentos medulares de la revolución ni agrupar a amplias
masas en un destacamento revolucionario mediante su concientización.
En virtud de la dirección del gran Líder y del gran Partido,
nuestro Ejército se ha fortalecido como genuinas fuerzas armadas
revolucionarias y como invencibles agrupaciones militares y han llegado a
cumplir magníficamente con su gloriosa misión y deber como destacamento medular
de la revolución, como su grueso.
El gran Líder, camarada Kim Il Sung, dilucidó originales
principios y métodos para la constitución de las fuerzas armadas revolucionarias
y los materializó brillantemente, gracias a lo cual el Ejército Popular se ha
convertido en modelo de ejército revolucionario y se han preparado las bases
duraderas de su constante fortalecimiento y desarrollo. De igual modo hizo de
él un ejército del Partido y del Líder, un ejército verdaderamente popular, y
lo convirtió en destacamentos armados que poseen la firme idea y convicción,
dotados de magníficos rasgos ideo-políticos, dignos del ejército
revolucionario. Bajo su sabia dirección se creó y desarrolló una industria de
guerra independiente y moderna y se preparó la base material y técnica para
modernizar todo el Ejército. Los inmortales méritos que el gran Líder realizó
en el proceso de formación de las fuerzas armadas son de los méritos más
valiosos realizados por él en la revolución y sirven hoy de sólida base, de
inapreciable capital, para nuestros empeños por dar mayor fortaleza al Ejército
Popular y aplicar la política de Songun.
Sobre la base de los magníficos méritos del Líder en la construcción
de las fuerzas armadas, nuestro Partido exaltó al Ejército como abanderado y
grueso de la revolución de Songun y concentró todos los esfuerzos en su
fortalecimiento. Visitando ininterrumpidamente a las unidades del Ejército se
encontraba siempre entre las masas de militares, los atendió y guió con amor y
confianza, e intensificando decisivamente la labor política y partidista en el
Ejército lo educó y forjó por vía revolucionaria y le aseguró todo lo que fuera
necesario, sin escatimar nada. De acuerdo con las características de la guerra
moderna y los requerimientos de la aguda situación, el Partido los armó con
nuestra propia y original estrategia y táctica y tomó medidas revolucionarias
para fomentar trascendentalmente sus preparativos técnico-militares. Gracias a
la enérgica dirección del Partido se registraron grandes cambios en los rasgos
ideo políticos y el estilo de actuar de los militares y la capacidad combativa
y el poderío del Ejército adquirieron mayor fortaleza.
Este, siendo, literalmente, ejército del Partido, del Líder
y del Comandante Supremo, se ha convertido en fiel agrupación revolucionaria,
impregnada del espíritu de defender a vida o muerte la Dirección de la
revolución, y toda ella, desde el Comandante Supremo hasta el último soldado,
se ha hecho un sólido cuerpo unido sobre la base de la camaradería
revolucionaria.
En su seno se ha establecido firmemente el sistema de
dirección partidista e implantado el estilo militar revolucionario y se exhiben
altamente los bellos rasgos de unidad entre los superiores y los inferiores,
entre los oficiales y soldados, así como los de armonía de los cuadros
militares y políticos.
Sus nobles rasgos ideo-políticos, su temple revolucionario y
su ánimo combativo se expresan de modo concentrado en el espíritu de militar
revolucionario. Este espíritu, que se ha creado y se manifiesta ampliamente en
el seno del Ejército Popular bajo la dirección del Partido, representa su
propio y noble espíritu revolucionario, cuya médula son el espíritu de defender
a vida o muerte al Líder, cumplir a ultranza sus órdenes y el de sacrificio
heroico. Es el espíritu de vida o muerte con que los soldados del Ejército
luchan con la disposición de consagrar su juventud y vida por el Partido y el
Líder, por la Patria y la revolución; es, asimismo, el espíritu revolucionario
invencible con que hacen frente y rechazan cualquier enemigo potente y superan
toda clase de dificultades y pruebas.
El espíritu revolucionario de los militares del Ejército
Popular simboliza y representa la gran época de Songun y sirve de arma
ideo-espiritual, revolucionaria y combativa para crear prodigios y realizar
proezas en la revolución y construcción. En la época de Songun, también la
clase obrera debe ser dotada de este espíritu para cumplir con su deber
principal de clase y con su misión, y los demás trabajadores deben asumirlo
para mantener y hacer brillar más su honor como dueños del Estado y la
sociedad, como trabajadores socialistas. Cuando todo el Ejército y el pueblo,
unidos monolíticamente en torno al Partido, vivan y combatan con el espíritu
revolucionario y el estilo de actuar de los militares, en este mundo no habrá
enemigos que puedan rivalizar con nosotros ni existirán baluartes que no
podamos conquistar.
Nuestro Ejército Popular es el creador, el pionero y la
encarnación del referido espíritu que representa la época actual, y las filas
de combate más poderosas que defienden la primera línea del frente de nuestra
revolución, por lo cual es el abanderado de la revolución de Songun, además de
ser su destacamento medular y su fuerza principal, y hace gala del honor de
serlo.
La política de Songun, que tiene su sostén principal en el
Ejército Popular, permite mantener con firmeza el ideal y el principio
fundamentales de la revolución y materializarlos de modo más consecuente. El
socialismo es el ideal fundamental de nuestra revolución encaminada a realizar
completamente la independencia de las masas populares en tanto que la sociedad
socialista es la encarnación de las demandas y aspiración de la clase obrera.
Al margen de estas demandas connaturales y su principio clasista no se puede
realizar la independencia de las masas populares ni llevar a la cima la causa
socialista. Nuestra lucha por convertir el país en una gran potencia socialista
próspera y lograr la reunificación de la Patria se lleva a cabo en medio de la
enconada batalla de clases contra el imperialismo norteamericano y otros
enemigos. La complicada y severa situación en que se halla nuestra revolución
requiere que en todas las esferas agucemos más aún el filo de la lucha de
clases y observemos más estrictamente el principio de la clase obrera, el
principio revolucionario. Nuestro Partido ha levantado la bandera de Songun en
medio de un agudo enfrentamiento con el imperialismo. Nuestra arma es un arma
de clase, de la revolución, y la más poderosa de la lucha de clases contra el
imperialismo.
El espíritu de militar revolucionario, espíritu de nuestro
Ejército, es la máxima expresión de la conciencia y el espíritu revolucionario
de la clase obrera. En la actualidad, frente a las demandas de la época de
Songun, nuestro Partido se muestra aún más exigente por mantener estrictamente
el principio de clase, principio revolucionario, en todas las esferas de la
revolución y construcción, y por intensificar la educación clasista y
revolucionaria entre los militares y el pueblo. Se trata de exigencias
irrenunciables. Si nuestros militares y la población se dotan sólidamente con
la conciencia clasista y el espíritu de militar revolucionario en acato a la
dirección del Partido mediante el Songun, la posición clasista del socialismo
llegará a adquirir mayor fortaleza y la causa socialista se mantendrá y se
coronará con la victoria por muy difícil que sea la situación.
La política de Songun de nuestro Partido es la más poderosa
y digna política de independencia que tiene encarnada la idea Juche.
La independencia representa la vida del ser social, de las
masas populares y del país, la nación. Y la idea Juche centrada en el ser
humano, es la idea de independencia. Todas las luchas revolucionarias se
efectúan para alcanzar la independencia. La idea Juche combina correctamente el
amor hacia las masas populares con el amor hacia el país, la nación, y la
independencia de las primeras con la de los segundos, e indica de modo
científico el camino para lograrlo. Una política que defiende y realiza la
independencia de las masas populares y del país, la nación, sobre la base del
fundamento y el principio de dicha idea, viene a ser la más revolucionaria y
científica política, impregnada de amor al país, a la nación y al pueblo.
Nuestra política de Songun basada en las invencibles fuerzas
armadas revolucionarias es una política de principios, justa y de índole
antimperialista y pro independentista, llamada a garantizar y defender con
lealtad las demandas por la independencia de las masas populares y sus
intereses, la soberanía y dignidad del país y la nación, de las agresiones de
toda clase de reaccionarios imperialistas. Es, asimismo, una sublime política
que encarna el amor al país, la nación y el pueblo. Nuestro Ejército Popular,
en tanto que fuerzas armadas revolucionarias autodefensivas, está salvaguardando
con dignidad y por la fuerza de las armas, el Partido y la revolución, la
ideología y el régimen, la Patria y el pueblo, así como defiende la seguridad
del país y la paz, frustrando las maniobras de los enemigos para provocar una
guerra. En virtud de esta política, incluso en situaciones muy complicadas y
críticas como hoy, proseguimos la revolución y construcción a nuestra manera y
justamente según nuestra idea y convicción, de acuerdo con la realidad del país
y los intereses de la revolución con la bandera de la independencia en alto. Es
gracias a nuestra poderosa capacidad militar y nuestra invencible estrategia y
tácticas que lo hacemos todo según nuestro propósito y voluntad, sin
restringirnos por nada, manteniendo con firmeza la posición independiente en el
terreno político y rechazando resueltamente todo tipo de intervenciones y
presiones extranjeras. Y gracias a la política de Songun, nuestra independencia
se ha hecho inconmovible y nuestra Patria socialista hace gala de su dignidad y
honor, su prestigio y poderío como baluarte de la independencia. Se trata de
una política para el pueblo por excelencia, que defiende y asegura su derecho a
la independencia y sus intereses esenciales, por eso éste la apoya
absolutamente y la sostiene con fidelidad.
El estandarte de Songun que enarbola el Partido atiza la
conciencia de independencia, autoestima, orgullo y honor nacionales de los
coreanos del Norte, el Sur y el extranjero. Es una gran bandera nacional que
indica a la nación el camino de la unidad y el florecimiento.
La justeza, las ventajas y la gran vitalidad de la idea y
política de Songun de nuestro Partido son probadas por la práctica
revolucionaria y se manifiestan cada día más palpables en la realidad.
Sobre todo, en virtud de la dirección del Partido mediante
el Songun, la posición militar de nuestra revolución ha adquirido una firmeza
de acero.
En la lucha por la independencia y el socialismo contra el
imperialismo, el poderío militar viene a ser el factor No.1, que determina la
capacidad del país y, si se mantiene a raya al enemigo en el frente militar, es
posible salir victorioso en todos otros frentes. El Ejército Popular se ha
fortalecido como fuerza armada revolucionaria sin enemigo y la Patria
socialista se ha presentado con la frente bien alta en la palestra mundial como
una potencia militar. En medio del agudo enfrentamiento político- militar con
el imperialismo hemos ganado sucesivas victorias y defendido la Patria, la
revolución y el socialismo, haciendo añicos todas las maniobras de agresión de
los enemigos.
Los relevantes éxitos y proezas que logramos en la esfera
militar se deben a la dirección del Partido mediante el Songun y a su política
de la misma índole. Son, asimismo, pruebas fehacientes de su justeza y poderío.
El hecho de que con su dirección mediante el Songun nuestro Partido haya
fortalecido la posición militar de la revolución, cuya médula es el Ejército
Popular, como un inexpugnable baluarte, deviene garantía fundamental para el
cumplimiento de la causa revolucionaria del Juche.
En la época de Songun las filas revolucionarias se
estrecharon con mayor solidez y la unidad monolítica de nuestra sociedad
adquirió mayor fuerza.
Actualmente nuestros soldados y habitantes van uniéndose
sólidamente con verdaderos lazos camaraderiles, que les inducen a compartir la
vida y el riesgo de la muerte en el camino de la revolución de Songun, bajo la
dirección del Partido, y en toda la sociedad reina el hermoso rasgo de unión
entre el Ejército y el pueblo. Los soldados sirven con abnegación para el
pueblo y éste ama a aquellos como si fueran sus propios familiares, les ofrece
sincero apoyo y de ellos aprende el espíritu de militar revolucionario y el
estilo de actuar, como resultado de lo cual el Ejército y el pueblo coinciden
en pensar y obrar. En esta época de Songun el Ejército Popular desempeña el
papel medular y precursor en todas las esferas de la revolución y construcción.
El pueblo lo aprecia como algo muy valioso, exhibiendo el noble estilo de
ayudarlo y espaldarlo, debido a lo cual la unidad entre ambos, de signo
camaraderil, se ha hecho más estrecha todavía.
Al calor de la política de Songun de nuestro Partido y de su
política de amor a los soldados y habitantes, la solidaridad monolítica de
nuestra sociedad se ha consolidado y desarrollado a una nueva altura, como
unidad de todo el Partido, el Ejército y el pueblo, basada en una única
ideología, convicción, obligación moral y amor camaraderil, y el poderío
ideo-político de nuestra revolución se ha fortalecido de modo inaudito.
La gran vitalidad de la política de Songun sigue siendo
comprobada en la construcción socialista.
Como grueso de la revolución el Ejército Popular está
situado al frente de todas las esferas de la construcción socialista, donde
crea prodigios laborales y da ejemplos brillantes. Los soldados y oficiales, en
acato a la idea y orientación del Partido, han levantado con su heroica lucha
numerosas obras monumentales y fábricas modernas. Se han hecho cargo de
importantes, pero difíciles ramas de la economía nacional, donde han abierto
puntos de ruptura para avanzar. Vencieron múltiples obstáculos y pruebas y
produjeron prodigios e innovaciones, con lo cual estimularon y alentaron a los
trabajadores de todo el país a crear un auge en la revolución.
Inspirados por el espíritu de militar revolucionario y el
estilo de obrar de los soldados, la clase obrera y los demás trabajadores
crearon el espíritu de Kanggye, encendieron la antorcha de Ranam y produjeron
innovaciones en todos los frentes de la construcción socialista. En virtud de
la política de Songun, sustentada principalmente en el Ejército Popular,
salimos vencedores en la sumamente dura “Marcha penosa” y Marcha forzada y
abrimos el camino de avance a la construcción de una gran potencia socialista
próspera, y aun en condiciones difíciles hemos impulsado con audacia e ímpetu
el proceso revolucionario y constructivo.
Nuestra experiencia demuestra que si
todos los funcionarios y trabajadores realizan sus labores al estilo del
Ejército, siguiendo su ejemplo y en fiel acato a la dirección del Partido por
el método de Songun, podrán conquistar en un corto espacio de tiempo el
baluarte de ciencias y tecnologías de punta, edificar una gran potencia
económica, implantar en toda la sociedad el hábito de organizar la vida de manera
esmerada y el ambiente de vivir de modo culto y estético, así como asegurar a
nuestro pueblo una vida tan dichosa como la de otros.
Gracias a la referida política, se ha creado una coyuntura
trascendental para la reunificación de la Patria, se ha reforzado la
solidaridad internacional con nuestra revolución y se han ampliado notablemente
las relaciones del país con el extranjero.
Merced a la política de Songun, permeada por el principio de
independencia nacional y el espíritu de amor a la Patria y la nación, y merced
a nuestra política de reunificación de la Patria, basada en ella y los
esfuerzos que hicimos por iniciativa, se efectuó el histórico encuentro de los
mandatarios del Norte y el Sur en Pyongyang y se adoptó la Declaración Conjunta
del 15 de Junio. Ahora se están profundizando las relaciones de reconciliación
y cooperación entre ambas partes en varias esferas.
Hoy en Corea del Sur va llegando al auge, como nunca antes,
el clima pro reunificación nacional independiente, contra los norteamericanos y
otras fuerzas extranjeras.
Nuestra política de Songun, que se opone a la política de
agresión y guerra de los imperialistas y defiende la independencia del país, la
nación, produce simpatía en amplios círculos sociales y pueblos progresistas
del mundo. En la arena internacional asesta golpes a las fuerzas agresoras
imperialistas, alienta a las fuerzas pro independencia contra el imperialismo e
impulsa con energía la causa por la independencia en el mundo.
Bajo la dirección del gran Partido, nuestro Ejército y el
pueblo, manteniendo en alto la bandera de Songun, expuestos a embravecidas
tempestades, han recorrido una gloriosa trayectoria, jalonada de victorias, y
han creado prodigios históricos. La línea revolucionaria de Songun de nuestro
Partido es una gran línea de nuestra época y bandera siempre victoriosa de
nuestra revolución. El camino de la revolución mediante el Songun lleva a la
construcción de una gran potencia próspera, la reunificación de la Patria y la
culminación de la causa revolucionaria del Juche. Hoy la situación interior y
exterior del país es muy compleja y aguda, por eso debemos sostener más alto la
bandera de Songun. Todo el Partido, Ejército y pueblo tienen que luchar
tesoneramente para alcanzar una nueva y gran victoria en la revolución, bajo la
dirección del Partido sobre la revolución mediante el Songun.
Es necesario, ante todo, volcar enormes fuerzas, como lo
hacemos ahora, en el fortalecimiento del Ejército Popular. El poderío de la
política de Songun es precisamente del Ejército Popular y se manifiesta
altamente, junto a su superioridad, cuando este se prepara con firmeza en lo
ideológico y político, en lo militar y técnico.
La dirección del Partido constituye la vida del Ejército
Popular. Debemos formar a éste como defensor No.1 del Partido, como filas
armadas revolucionarias dispuestas a defender a riesgo de la vida la idea y la
dirección del Partido, para que salvaguarde y haga brillar más su gloriosa
historia y sus tradiciones de haber hecho gala de su honor como dignos soldados
del Partido y del Líder. Cuanto más complicada y tensa se torne la situación,
tanto más intensamente debemos realizar la labor ideo-política en el Ejército
Popular y el trabajo militar para que todos sus integrantes confíen y sigan
solo en y a nuestro Partido en cualquier situación y circunstancias, agudicen
la vigilancia revolucionaria y mantengan la disposición a movilizarse en
cualquier momento. Deben estar siempre listos para aniquilar despiadadamente a
los agresores imperialistas, no importa por dónde y cuándo nos ataquen.
Es necesario fortalecer aún más la unidad entre el Ejército
y el pueblo, para consolidar como un monolito las posiciones ideo-política y
militar de nuestra revolución. Cuando luchen unidos, como un solo hombre bajo
la dirección del Partido, no tendrán nada que temer ni existirán cosas que no
puedan realizar.
El Ejército y el pueblo tendrán que exhibir plenamente en la
época de Songun sus nobles rasgos tradicionales de la unidad caracterizada de
mutuo aprecio y afecto y de compartimiento de las alegrías y penas, de la vida
y el riesgo de la muerte.
En toda la sociedad hay que establecer plenamente el
ambiente de dar importancia a los asuntos militares.
La tarea de incrementar la capacidad defensiva del país es
tarea de todo el Partido, el Estado y el pueblo. Los funcionarios y
trabajadores deben organizar el conjunto de sus labores sobre la base del
principio de dar prioridad a los asuntos militares y hacer esfuerzos tesoneros
para fortalecer el poderío militar del país. Deben reforzar también las fuerzas
armadas civiles y convertir todo el país en un sólido baluarte.
Hay que dar preferencia al desarrollo de la industria de
guerra y, simultáneamente, promover la industria nacional en conjunto conforme
a los requisitos de la época de Songun, para de esta manera asegurar en lo
material y técnico la ejecución de la política de Songun del Partido y elevar
trascendentalmente el nivel de vida del pueblo en un corto espacio de tiempo.
Los funcionarios y trabajadores deberán guardar firme
convicción en la justeza e irrebatibilidad de la idea y política de Songun de
nuestro Partido, trabajar y vivir siempre según sus exigencias y hacer que toda
la sociedad desborde de ímpetu revolucionario y ánimo combativo, como el seno
del Ejército Popular.
Bajo la dirección del Partido, nuestro Ejército Popular y el
pueblo han hecho brillar la nueva época de la revolución del Juche, como una
gran época de Songun. Con el estandarte de Songun en alto debemos impulsar la
causa revolucionaria del Juche hasta alcanzar la victoria definitiva.
Los funcionarios, militantes y trabajadores deben ser, en su
totalidad, fervorosos adeptos a la idea de Songun, resueltos defensores y
ejecutores de la política del mismo carácter y seguir con fidelidad la
dirección del Partido sobre la revolución mediante el Songun.